Durante el jueves de la semana pasada la
Dirección comunicó a la
representación de los trabajadores el cierre de
31 oficinas de la Red.
Aunque hayamos firmado el ERE que preveía hasta
40 oficinas, no
podemos evitar hacer alguna reflexión al
respecto.
En la lista hay oficinas con 20 años de
antigüedad y la que menos con 5.
Puede parecer “normal” que se cierre una oficina
con 5 años que no haya cumplido las expectativas... pero ¿después de 20 años se
cierra una oficina?
También nos podríamos hacer preguntas sobre
quien, cómo, por qué, ubicación, campañas, precios, objetivos,... que hacen que
una oficina sea rentable y otra no. Igual que nos las hicimos en el 2010 (11
cierres) y 2011 (23), sobre las 31 oficinas que se cierran. Porque además casi
los mismos que decidieron abrir, ahora deciden cerrar. ¿Acertaron entonces y
aciertan ahora?
Quien no tiene la culpa es la plantilla, que
obedientemente ha hecho lo que se le ha ordenado y más.
Los más pragmáticos dirán que “se les ofrece un puesto de trabajo, que no se quejen”. Y
desde UGT decimos que sí, que se quejan, porque de repente su vida ha cambiado
y no porque ellos hayan querido.
Porque los planes vitales que tenían,
una mañana de mayo se han ido al garete, y en ocasiones ni se lo esperaban.
Nos parece bien que iberCaja les
ofrezca un puesto de trabajo o una indemnización alternativa que hemos
intentado conseguir que fuera lo mayor posible, pero también nos gustaría saber
que en la decisión de quién se queda donde y quién se va a donde, no haya
decisiones subjetivas y/o personales. Y estamos detectando lo que nos parecen
arbitrariedades.
No será la primera vez que buenos
profesionales han sido “marcados”
por no ser de la “cuerda”, o no reírle las gracias al jefe de
turno.
Son un centenar largo de compañeras y
compañeros; no son recursos de usar y tirar.
Diga lo que diga la troika.