miércoles, 10 de septiembre de 2014

CAJEROS, BANQUEROS, PATRONOS,...

A la espera del siguiente “movimiento corporativo” que se producirá, antes que
después, van produciéndose los plazos para la desaparición de un sector financiero
que fue referente mundial y que entre todos las mataron y… ellas solas se murieron:
las cajas de ahorros españolas.

Solo quedan cuatro Amado Franco (IberCaja), el catalán Isidro Fainé (Caixabanak),
el vasco Mario Fernández (Kutxabank) -éste no preside ya la Fundación, sólo el
banco- y el andaluz Braulio Medel (Unicaja). Los últimos de Filipinas.

Empezaron siendo empleados de sus respectivas cajas; pasito a pasito, pasaron a
mandar en sus cajas, por “delegación” de sus respectivas asambleas, que se
controlaban “democráticamente” desde el aparato. El único grupo que nunca llegaron
a “controlar” fue el de representantes de los trabajadores: era un sistema de elección,
por lista abierta al que se podían presentar los trabajadores que quisieran.

Algo que hoy se reclama por todo el mundo como paradigma de la regeneración
democrática de la sociedad, fue durante años el sistema de elección de los
trabajadores en las asambleas de las Cajas.

A golpe de decreto “ordenado” y/o “sugerido” por “losmercados” las cajas se
convirtieron en bancos y los empleados directivos de las cajas se convirtieron en
“banqueros”. Eso si, sin poner un euro propio.

Pero no era suficiente. Las antiguas cajas… ¿cómo van a ser bancos, si “YO” no las
puedo comprar?, se decían los banqueros, los botines, los gonzález, los… de verdad.
La gran banca todavía sentía que entre los dedos se les escapaba el control total de
la situación y había que dar una vuelta de tuerca más.

Y con otra vuelta de tuerca se “ordenó”, democráticamente por supuesto, que estos
nuevos banqueros advenedizos, solamente pudieran controlar el 49% del paquete
accionarial de “su antigua caja”. Y se crearon las Fundaciones Bancarias.
El pasado viernes se constituyó definitivamente, con el nombramiento de sus
patronos y directivos, la Fundación Bancaria iberCaja.

Y entonces resulta que después de la crisis, de todos estos decretos, órdenes
ministeriales y demás normas propias e importadas… los mismos que “controlaban”
democráticamente la caja, cuando era caja, y el banco cuando era banco, ahora
están de patronos (esa es la denominación) en la Fundación.

Por el camino se han quedado miles de trabajadores, una banca social, y grupos de
representación (empleados e impositores, los únicos de los grupos de representación
que elegían democráticamente a sus representantes en la asamblea) que han
desaparecido como si fueran los “culpables” de la crisis del sector financiero.

Algún día alguien echará en falta la banca social que hacíamos en las cajas, y que
por muchos discursos grandilocuentes que se hagan, ya no se hace en los nuevos
bancos. Y se hará menos todavía el día que ese 51% de iberCaja, que no van a
controlar los Patronos de la Fundación, salga a Bolsa.

¿Cuándo? ¿Un par de años? A lo mejor entonces, como ocurrió a finales del siglo
XIX, alguien decide crear algo que… se parecerá mucho a una caja de ahorros
española de las de antes, antes de la crisis, de las burbujas, de las… mentiras.