Buenos días
compañeros, hoy os quiero proponer algo que nos puede enriquecer a todos
¡apuntaros a mi CLUB DE PRIMITIVA! Y por qué, pues porque
os quiero hacer
partícipes de mi racha en el juego,
¡No, no, que
no es ninguna tontería! ¡Que es verdad que estoy en racha! Últimamente acierto
todo, y para una muestra
la publicación de nombramientos y vacantes de este lunes día 5 y de los anteriores,
¡ah!
eso sí, centro
las apuestas en
el Mediterráneo, más
concretamente en el
Levante. ¡Oye!
¡PLEEENOOOO!
Ni un fallo, como en los cursos de seguros.
Bueno, después
de bromas, si es que se puede bromear con esto, nos pondremos un poco serios.
Desde finales
de año, se están produciendo una serie de INVITACIONES
a renunciar al puesto, al cargo y aceptar una serie de traslados. Siempre
se ha dicho que los cargos directivos son puestos de confianza y tal cómo te
ponen te quitan. Hasta ahí nada que decir. Pero lo que sucede es que se produce
una reacción en cadena cuando tiras la primera ficha del dominó, afectando a
muchos más compañeros, aunque lo más flagrante son las formas, presionando a
que renuncies (sutilmente) y sin dar explicaciones (como siempre).
Lo que llama
poderosamente la atención es la procedencia de alguno de los nombrados, y vaya
mi felicitación por delante, pues no quiero que se mal interprete lo siguiente:
nadie se merece que le cierren la oficina
donde se ha dejado el alma para sacarla adelante
y cuando puede que fuera una mala decisión su apertura. Como tampoco
merecemos vernos obligados a dejar un puesto para que se puedan pagar ciertos favores.
Por otro lado,
encontramos compañeros que después de estar asumiendo responsabilidades (que no
les correspondían), se encuentran que a la hora de cubrir esa plaza no se
cuenta con ellos, olvidando el esfuerzo, la dedicación y el desempeñado
realizados, generando decepción y desmotivación. Este tipo de decisiones
contradicen y nos alejan del modelo pretendido por nuestra dirección de
“Liderazgo Inspirador”.
Lo que riza el
rizo es que te inviten a ocupar, de forma efectiva, un puesto de
responsabilidad en una oficina antes de que salga publicada la vacante, sin
haber dejado oficialmente el cargo que desempeñas en otra, es decir, coges los trastos
y te vas a la nueva. Resultando que lo que se denomina CONCURSO DE VACANTES
es toda una mentira, ya que no tiene nada de concurso y sí mucho de
dedo.
Este tipo de
prácticas no puede ser casual, ni una ocurrencia personal, sino una política
diseñada y dirigida desde la más alta instancia, ya que de lo contrario
deberían haberse tomado las medidas necesarias para evitar actuaciones de este
tipo: agravios comparativos, discriminación, falta de respeto, desmotivación…
amentablemente,
pretenden que caigamos, como niños, en el engaño de la transparencia y la
igualdad de oportunidades, cuando, al parecer, para nuestra Dirección la
plantilla lejos de ser el principal activo somos el principal gasto.
Hablando de
gasto, ¿hacemos una Primitiva?
Vicente el Excelente