(Carta de una compañera)
33, 37,
42, 34 .....
Podríamos
pensar que son los número que saldrán en la próxima Primitiva. Pero no, son las
edades con las que algunas compañeras han sido “invitadas” a salir de la empresa.
Hasta el
momento de 34 bajas que ha habido por los cierres, 26 han sido mujeres; los nombres
se pueden comprobar bajo los epígrafes de “Bajas Indemnizadas Voluntarias por
Cierres o Traslados” en los boletines de Recursos Humanos Informa, desde
Julio. Y en la misma página, es de risa que también aparezca la coletilla, de “Comprometidos
con las Personas” ¿Con qué personas? ¿Con las que las han despedido o con las
que quedan?.
Por que
seamos claros, una “invitación de traslado” con esa edad, dónde la mayoría de
las compañeras tenemos familia, es una propuesta clara de BAJA o de DESPIDO en
toda regla.
Recuerdo
aquella época en que nuestros dirigentes se vanagloriaban en aquellas multitudinarias
charlas y decían :”El mayor activo de la Caja está en sus trabajadores”.
¿Qué pasa ya no somos su mejor activo? ¿Hemos pasado a ser una carga, sobre
todo si somos mujeres? ¿Qué ocurre, es que no podemos elegir entre nuestra
familia o tener que vivir en la oficina? ¿Es que no tienen alma?.
Está claro que las respuestas a todas estas preguntas es “si”.
Como
mujeres, madres y esposas no podemos dedicarnos a nuestra familia, nuestra vida
debe ser IberCaja. Seguramente “estos” que toman las decisiones económicas que
generan los despidos, tienen a sus mujeres atendiendo a sus hijos, ya que
tienen un sueldo suficiente para no tener ningún problema.
Pero yo,
en mi caso personal, necesito trabajar, y trabajo por un sueldo, y distingo bastante
bien entre mi “vida laboral” y mi “vida familiar”. Durante mi vida laboral, trabajo
para ustedes, pero mi horario está bastante claro y además trabajo, trabajo, trabajo
... Pero después está mi vida familiar y esa es mía, sólo mía y de mi familia.
Deberíamos
revelarnos todas las mujeres de IberCaja y manifestar nuestro malestar. Está
claro que nosotras, compañeras, somos las que vamos a pagar el pato.
Respecto
a esas “personas” que toman esas decisiones, sólo recordarles un viejo refrán: “A
TODO C.... LE LLEGA SU SAN MARTIN”. A lo mejor, en la próxima reestructuración
te toca a “EL” la propuesta de traslado, o lamentándolo mucho (sic), la Baja
Indemnizada, o sea la Carta de Despido.