lunes, 19 de marzo de 2018

A ESCONDIDAS

Un asunto tan importante como la aplicación de un ERE, debería abordarse desde la mayor transparencia e información posible a los afectados, es decir, a toda la plantilla de la empresa sobre la que se aplica tan excepcional medida.
 
En el caso de Ibercaja, las secciones sindicales firmantes del ERE han decidido no informar a todos los afectados y si limitarse a su grupo de conocidos, amigos, familiares y afiliados, a los que han informado con puntualidad de próximas salidas, posibles cierres, vacantes para salir que pueden quedar sin cubrir, etc.
 
Nada que objetar, si esa información se traslada a tus afines con mayor inmediatez, para luego compartirla con el resto, pero eso ni ha pasado esta vez, ni ha ocurrido con ninguna de las comisiones celebradas con anterioridad, lo que no invita al optimismo.
 
La verdad es que tanto sigilo tiene su lógica. La primera fase de cierre de oficinas al amparo del ERE (recordemos que hablamos de un ERE sin justificación ni económica ni organizativa) se saldó con casi cincuenta despidos traumáticos por movilidad geográfica, algo de lo que no se puede estar muy orgulloso si viene avalado con tu firma. Debe resultar muy poco reconfortante hablar de ello ni en público ni en privado, de ahí su paso de puntillas sobre tanta porquería. Esas tenebrosas siluetas con las que recordábamos cada ronda de despidos, esperamos que les sigan persiguiendo.
 
Ahora, tras unos meses de calma, se inicia una segunda fase en la que se adivinan algunos agujeros negros. Según informan los sindicatos firmantes, quedan 17 plazas por adjudicar en este ERE. En principio podrían necesitarse para nuevos despidos traumáticos por el cierre de más oficinas. Si después de ese nuevo proceso quedan aún bajas por asignar para completar el ERE ¿Qué pasará con esas vacantes?
 
Pues esos huecos pueden quedarse sin cubrir o recurrir ordenadamente a esa multitud de solicitudes no atendidas. A nosotros nos parece inaceptable, pero por si os sirve de pista, alguna sección ya ha puesto por escrito (y por lo visto lo da por bueno) que será Recursos Humanos quién decida libremente, sin criterios objetivos ni nada que lo parezca. ¿A que huele eso? Pues que si hay algo que repartir será entre amigos y conocidos de ambas partes. Que haya algún importante responsable sindical de una sección firmante dentro de esos posibles repescados ¿Terminaría por justificar tanto silencio? Veremos.

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