Un asunto tan
importante como la aplicación de un ERE,
debería abordarse desde la mayor transparencia e información posible a los afectados, es decir, a toda la plantilla de la empresa
sobre la que se aplica tan excepcional
medida.
En el caso de
Ibercaja, las secciones sindicales
firmantes del ERE han decidido no informar a todos los afectados y si limitarse
a su grupo de conocidos, amigos, familiares y afiliados, a los que han
informado con puntualidad de próximas salidas, posibles cierres, vacantes para
salir que pueden quedar sin cubrir, etc.
Nada que
objetar, si esa información se traslada a tus afines con mayor inmediatez, para
luego compartirla con el resto, pero eso ni ha pasado
esta vez, ni ha ocurrido
con ninguna de las comisiones celebradas con anterioridad, lo
que no invita al optimismo.
La verdad
es que tanto sigilo tiene su lógica. La primera fase de cierre de oficinas
al amparo del ERE
(recordemos que hablamos
de un ERE sin justificación ni económica ni organizativa) se saldó con casi
cincuenta despidos traumáticos por
movilidad geográfica, algo de lo que no se puede estar muy orgulloso si
viene avalado con tu firma. Debe resultar muy poco reconfortante hablar de ello
ni en público ni en privado, de ahí su paso de puntillas sobre tanta porquería.
Esas tenebrosas siluetas con las que recordábamos cada ronda de despidos,
esperamos que les sigan persiguiendo.
Ahora, tras unos meses de calma, se inicia una segunda fase en la que se adivinan algunos
agujeros negros. Según informan los sindicatos firmantes, quedan 17 plazas por adjudicar en este ERE. En principio podrían necesitarse
para nuevos despidos traumáticos por el cierre de más oficinas. Si después de
ese nuevo proceso quedan aún bajas por asignar para completar el ERE ¿Qué pasará con esas vacantes?
Pues
esos huecos pueden quedarse sin cubrir o recurrir ordenadamente a esa multitud
de solicitudes no atendidas. A nosotros nos parece inaceptable, pero por si os sirve
de pista, alguna sección ya ha puesto por escrito (y por lo visto lo da por
bueno) que será Recursos Humanos quién
decida libremente, sin criterios objetivos
ni nada que lo parezca. ¿A que huele eso? Pues que si hay algo
que repartir será entre amigos y conocidos de ambas partes. Que haya algún
importante responsable sindical de una sección firmante dentro de esos posibles
repescados ¿Terminaría por justificar tanto silencio? Veremos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario