miércoles, 27 de noviembre de 2013

COMPROMETIDOS CON LAS PERSONAS...

(Carta de una compañera)

33, 37, 42, 34 .....

Podríamos pensar que son los número que saldrán en la próxima Primitiva. Pero no, son las edades con las que algunas compañeras han sido “invitadas” a salir de la empresa.

Hasta el momento de 34 bajas que ha habido por los cierres, 26 han sido mujeres; los nombres se pueden comprobar bajo los epígrafes de “Bajas Indemnizadas Voluntarias por Cierres o Traslados” en los boletines de Recursos Humanos Informa, desde Julio. Y en la misma página, es de risa que también aparezca la coletilla, de “Comprometidos con las Personas” ¿Con qué personas? ¿Con las que las han despedido o con las que quedan?.

Por que seamos claros, una “invitación de traslado” con esa edad, dónde la mayoría de las compañeras tenemos familia, es una propuesta clara de BAJA o de DESPIDO en toda regla.

Recuerdo aquella época en que nuestros dirigentes se vanagloriaban en aquellas multitudinarias charlas y decían :”El mayor activo de la Caja está en sus trabajadores”. ¿Qué pasa ya no somos su mejor activo? ¿Hemos pasado a ser una carga, sobre todo si somos mujeres? ¿Qué ocurre, es que no podemos elegir entre nuestra familia o tener que vivir en la oficina? ¿Es que no tienen alma?.

Está claro que las respuestas a todas estas preguntas es “si”.

Como mujeres, madres y esposas no podemos dedicarnos a nuestra familia, nuestra vida debe ser IberCaja. Seguramente “estos” que toman las decisiones económicas que generan los despidos, tienen a sus mujeres atendiendo a sus hijos, ya que tienen un sueldo suficiente para no tener ningún problema.

Pero yo, en mi caso personal, necesito trabajar, y trabajo por un sueldo, y distingo bastante bien entre mi “vida laboral” y mi “vida familiar”. Durante mi vida laboral, trabajo para ustedes, pero mi horario está bastante claro y además trabajo, trabajo, trabajo ... Pero después está mi vida familiar y esa es mía, sólo mía y de mi familia.

Deberíamos revelarnos todas las mujeres de IberCaja y manifestar nuestro malestar. Está claro que nosotras, compañeras, somos las que vamos a pagar el pato.

Respecto a esas “personas” que toman esas decisiones, sólo recordarles un viejo refrán: “A TODO C.... LE LLEGA SU SAN MARTIN”. A lo mejor, en la próxima reestructuración te toca a “EL” la propuesta de traslado, o lamentándolo mucho (sic), la Baja Indemnizada, o sea la Carta de Despido.

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