Parece ser que
la frase “hay que trabajar
más y mejor” se queda
primordialmente en el primer “más”... más tiempo, más dedicación, más trabajo,
más exigencia; y en cuanto a lo de “mejor”... no sabemos a qué se refiere o a
quienes. Pero si profundizamos... algún responsable, saldrá mal parado
Pero ante esas
exigencias queremos plantear algunos interrogantes:
“Alguien” se
ha preguntado, ante el
fraude por lo no cotización de horas extraordinarias ¿qué implicación tiene
para los trabajadores y trabajadoras?
“Alguien” se
ha preguntado, si se
accidentara durante el trayecto hacia o desde su lugar de trabajo, fuera de las
horas próximas al horario laboral ¿se consideraría accidente in itinere?
“Alguien” se
ha preguntado, en el
caso de sufrir un percance en la oficina, fuera del horario oficial de ésta ¿es
accidente de trabajo?
“Alguien” se
ha preguntado, en el
caso de sufrir un atraco en la oficina fuera del horario laboral, ¿qué
responsabilidad tendrán quienes estuvieran ocupando en ese momento las dependencias?
Y ante todo “Alguien” se ha preguntado, si es moral y éticamente correcto que
nos pidan, insinúen, animen o “inviten”, a prolongar la jornada de trabajo para
realizar las tareas que una mala organización, en calidad y en cantidad, hacen
imposible realizar en la jornada laboral legal.
Recibir una
llamada fuera del horario de trabajo, antes, era algo excepcional a lo que se recurría
sólo en casos de emergencia. Ahora con las nuevas tecnologías, no es raro que mediante
correos o “whatsapps” sigas enganchado al trabajo, aunque no estés en tu puesto
de trabajo.
Hace pocas
fechas la prensa recogía el acuerdo firmado por las principales patronales francesas
de sociedades de ingeniería, informática, consultoría y estudios de mercado,
con los sindicatos, por el cual se debían apagar a partir de las 6 de la tarde
los smartphones corporativos, así como ignorar los correos electrónicos
relacionados con su actividad desde la misma hora.
Ya nos
gustaría saber en qué parte del escalón jerárquico caducan los discursos
oficiales de conciliación de la vida laboral y personal y aparece el “tú verás”.En este teatrillo en el que se ha
convertido nuestro trabajo, pesa más el “estar” que el “ser”.
Y luego nos
extrañamos de que haya muchos más directores, que directoras. Pero ese afán de “presentismo”
puede ser una buena explicación.
Los más
veteranos recordamos, con añoranza, aquellos tiempos en que a las 15.10/15.15,
te llamaban desde Central para avisarte de que el teleproceso se iba a cerrar.
Y si tiramos de añoranza, por el contrario hay quien pretende que hagamos
nuestra la letra del famoso bolero del titulo.
Debemos aprender a saber decir “no”. Por ti y por tú familia.
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