El servicio de caja es un servicio básico ligado a la apertura de una
cuenta en una entidad bancaria y el BdE y
la Ley de Servicios de Pago permiten
prestarlo de muy diversos modos.
Las entidades
están obligadas a dar a conocer a sus clientes la forma en que se presta y a comunicar
con suficiente antelación las modificaciones que se pretenden implantar. Si se
limitan o se excluyen ciertas operaciones (importes por debajo de cierta cantidad), los otros canales
deben cumplir los mismos requisitos que si se realizan
por ventanilla (fecha
valor, disposición de los fondos,
uso de moneda fraccionaria de curso legal…)
A la vista de la nueva “Campaña Autoservicio de 2017”, la Dirección no se atreve a fijar la
limitación en la normativa, bien porque le supone un esfuerzo
económico y tecnológico o porque no quiere o no puede asumirlo.
En su lugar, prefiere trasladar su
responsabilidad a la plantilla que mediante “recomendaciones”, “sugerencias”,
se ve obligada a cumplir con un objetivo medible en su retribución variable.
La carga de trabajo, una vez más, recae en los empleados de las oficinas
y dentro de las oficinas en los puestos
de caja (desde la perspectiva de la empresa puestos totalmente
prescindibles pues aportan cero valor añadido).
Este tipo de
campañas vienen a reflejar el total desconocimiento de sus creadores de una
parte importante de nuestra clientela (edad y perfil de clientes con ingresos
bajos y poca capacidad de adaptación a los cambios) y de la sobrecarga sufrida
en las oficinas (a la que a la disuasión que habrá que hacer desde el puesto de
caja cliente a cliente hay que añadir en su minificha el porqué de su negativa,
en caso de que la hubiera).
El cliente, ese ser que nos da de comer
pero que parece que últimamente molesta su presencia en la oficina, salvo que sea llamado
para colocarle algún producto de oferta semanal,
se encuentra en un primer
momento con la “obligatoriedad” en las operaciones de efectivo de utilizar los “canales
alternativos”. Primer peldaño
de una larga escalera que le
llevará a una independencia y a un desarraigo
de la oficina tal, que le puede hacer replantearse la relación con la entidad.
Por otra parte, los máximos responsables de la Entidad hacen gala de
nuestra fidelidad a los principios fundacionales, preservando nuestros valores,
nuestra vocación social y nuestro compromiso con las personas y los territorios
de actuación.
¿En qué quedamos?
No hay comentarios:
Publicar un comentario