Ya advertíamos el pasado mes
de marzo, en nuestra circular titulada “A
escondidas”, que tanto secretismo en
cuanto al ERE y su aplicación, no iba a traer nada bueno. Hacíamos entonces
un relato de la fase de cierres, los
despidos y movilidades que se habían producido y anticipábamos un posible
problema: había plazas del ERE sin
cubrir y un numeroso grupo de solicitantes de dichas plazas a los que se
les había negado su salida. Las cifras al final no iban a cuadrar y eso podía
desatar las suspicacias. Teníamos una
porra en esta sección sindical en cuanto a un posible beneficiario de una de esas plazas para salir. Solo unos pocos
ingenuos apostábamos a que no iría a parar a un importante cargo de CCOO, que intervino muy directamente en la
negociación del ERE, autoproclamándose en algún
momento como el portavoz de los que querían firmar y ejerciendo como tal en las últimas y
decisivas reuniones. No queríamos admitir que, en realidad, tanta pasión en
defensa de un ERE escondía ya entonces un futuro beneficio personal. Pero amigos,
ese grupo de románticos hemos perdido la apuesta. Vemos atónitos como dicho
elemento ha hecho valer su contumaz trabajo para que este ERE saliera adelante
y ha conseguido salir de la empresa, por delante de un centenar de compañeros
que estaban, no ya en sus mismas condiciones laborales, si no en mucho
peores. Al fin y al cabo, su liberación
le mantenía alejado de la pesadez de las filas o el reporting. Su excelente
salud y aspecto tampoco parece que demandaran este tipo de “solución”, que si
agradecerían algunos compañeros o compañeras de muy precaria salud y misma edad. Sin ningún rubor ha pasado por delante
de todo el mundo. Saben que estas corruptelas, los transfuguismos y demás
conductas poco edificantes en realidad no pasan factura. Triunfa la desinformación, la posverdad o directamente la calumnia.
Enfangados como estamos en el trabajo diario, las circulares o los correos
contando estos lamentables episodios, apenas encuentramos un hueco en nuestras
agendas y por tanto no tienen mucha repercusión. Es una pena
que estos hechos den la razón a quiénes desconfían de aquello que huele a
altruismo o de cualquier sentimiento de clase en el panorama sindical de
Ibercaja. Menos mal que quedamos
un irreductible grupo de románticos reincidentes bajo estas siglas y esperamos
que algunos más en el resto. En ese caso, hazte notar compañero o compañera,
que este grupo y el futuro de la plantilla te lo agradecerá. Tanta porquería no puede salir gratis.
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