Una de las
paradojas que se da en nuestra entidad es la alta temporalidad que perdura en
algunas zonas, si no se incrementa, ERE tras ERE. En algunas provincias
(Huesca, Teruel o Lérida, por ejemplo) donde los sucesivos ERE´s han ido diezmando las plantillas se va tapando
el roto recurriendo a contrataciones temporales, aunque numerosas, siempre
escasas ya que nunca se llegan a cubrir las necesidades reales de personal.
Nos
parece grave e inmerecida la absoluta incertidumbre en la que se mueven
nuestros compañeros y compañeras más nóveles. Encadenan contratos que les hacen
acumular años de experiencia, sin que eso garantice nada. Si tienen demostrada
su validez para que lleven años entre nosotros, ¿a qué esperamos para
aprovechar su experiencia y su confianza en la entidad y asegurarles un futuro
entre nosotros?
¿Se plantea el
Área de Personas (fijas y temporales), como se sentirán quiénes llevan ocho,
nueve o hasta diez años entre nosotros cada vez que se prorroga de nuevo su incertidumbre?
Porque
además, los necesitamos. La mayoría de estos compañeros o compañeras ocupan
puestos estructurales, dado el tiempo que llevan trabajando
en
Ibercaja
y
que
son necesarios
para poder abrir la puerta de la oficina cada mañana, sin que el caos se
apodere de los centros donde trabajan. Cubren necesidades de la entidad en
lugares en los que es difícil encontrar a alguien dispuesto a acudir. Muchos
han adquirido el conocimiento y experiencia necesarios para desarrollar labores
comerciales y profesionales del mayor nivel, a cambio de una módica
retribución, solo comprensible si este episodio es un pequeño capítulo en una
larga vida profesional ligada a la entidad.
Parece
evidente que mucha de esta contratación temporal tiene un carácter estructural,
pero además es con relación a la entidad a todas luces insuficiente dada la
carga de trabajo que ha asumido ERE tras ERE la plantilla restante. Mientras
las cifras de temporales en algunas zonas se disparan, las cifras globales han
disminuido de un 5 % en el momento de la integración a un 3,5 % actual y no es
por su conversión en fijos, si no por una menor contratación para sustituir
bajas prolongadas o vacaciones, por ejemplo.
Que las bajas de larga duración sean un sustancioso ahorro de costes
a costa de la sobrecarga de
trabajo del resto es también digno de preguntar al Área de Personas (enfermas y
sanas por el momento).
Por
distintas razones, ni la empresa ni esta sección sindical podemos admitir que
esta situación se perpetúe. Ni la empresa puede prescindir de las horas de formación
que la plantilla ha prestado
a este colectivo, ni del
relevo generacional imprescindible que suponen de cara al futuro. Por nuestra
parte, está sección tampoco
se puede permitir
permanecer impasible ante una situación
que roza la ilegalidad,
si no la vulnera en algún caso.
Reproducimos una tabla de los trabajadores temporales que han prestado sus servicios en 2018, por fecha de primera contratación, en la que se aprecia está injustificada prorroga de contrataciones en un importante número de Personas.
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