jueves, 18 de noviembre de 2010

TENEMOS un PROBLEMA en la CAJA.

Pero gordos. D. Miguel Angel Fernández Ordóñez, se llama uno de los problemas.

Este señor se acaba de descolgar (El País, 16/11/2010) diciendo que antes de final de año, todas las Cajas, en proceso de fusión, han tenido que constituir los bancos que se convertirán en organismo central de la fusión, y aquellas que no están en ese proceso “no pueden quedarse quietas”.

Se sigue amenazando, insinuando,... y algunos pensamos que si este señor o sus similares, hubieran hecho hace años una labor de control, cierta y real, y de supervisión, cierta y real, ahora no tendría que ir ¿amenazando? y metiendo en el mismo paquete a todas las entidades. Se le ve demasiado el plumero: este señor parece que solamente tenga como objetivo, en su vida, “cargarse” a las cajas de ahorro españolas, y aunque parece que algunas han dado motivos, no puede, o no debe hacer lo que está haciendo: amenazar, generalizar,....

Declaraciones, donde se mezclan churras con merinas, eficiencia con cierre de oficinas y con austeridad, en manos peligrosas hacen que la tensión suba exponecialmente en el día a día de las oficinas.

Y en iberCaja, esto se traduce, en que cuando no se tiene la preparación y/o la formación suficiente la solución “fácil” es presionar y/o amenazar a los de abajo.

La estructura de esta empresa hace que a la mayoría de la plantilla, la que está en la Red, la Caja se “acaba” en la Jefatura de Zona y la Territorial, ya es el olimpo de los dioses.
 
Pero lo que no entendemos es la dualidad, o más, de los mensajes. Otro problema.

Si el Director General de iberCaja alardea públicamente de solvencia, estabilidad y que no nos hace falta fusionarnos con nadie, ¿por qué dicen los Territoriales que la caja no va bien? ¿por qué los Zonas dicen que hay que hacer lo imposible por cumplir los objetivos “imposibles”? y luego los directores, que son los de todos los días y cuentan que se han enterado, que les han dicho que, que han oido.... que se van a cerrar oficinas y que hay que apretar. ¿Más?

Pero, si los empleados hacemos lo que nos dicen, si muchas veces nos estamos jugando nuestra calidad de vida, por hacer lo que debemos y lo que no debemos, y si siempre se ha alardeado de nuestra profesionalidad ¿no será que el problema está en otra parte?. Un problema más.

“El necesario aumento de la productividad española depende de que se trabaje más. Incluso algún empresario, con sus empresas en ruina, ha añadido: y que se gane menos.

¿Realmente sabemos de cuántos factores depende la productividad? Son múltiples y de gran complejidad. De entrada, los que influyen en el conjunto del sistema: nivel de formación y tecnológico, infraestructuras, eficacia de la administración, calidad del mercado, etcétera. Luego, los elementos propios del sector de la producción de que se trate -no son los mismos los que intervienen en la construcción que en la biotecnología, y, más adelante, conviene fijarse en los que inciden en la empresa en cuestión- aspectos organizativos, productivos, de diseño, calidad... También hay que tener en cuenta la sección o departamento de cada empresa y, por último, las habilidades, formación y estímulo -esto es muy importante- de cada trabajador en concreto.

Pues bien, en todo este recorrido, la parte de la productividad que depende del empleado es menor, aunque varía según el sector productivo. La mayor parte depende de las condiciones que creen los poderes públicos y, sobre todo, las empresas. La prueba de que el problema no radica en que los españoles trabajamos poco está en que en países donde se trabaja menos horas la productividad es superior. Que yo sepa, la responsabilidad de tener organizaciones altamente productivas es de los empresarios. ¿Por qué no se generalizan acuerdos sobre productividad con participación sindical?”

Nicolas Sartorius. El País 15/11/2010

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