viernes, 10 de enero de 2014

TRIBULACIONES DE UNA OFICINA ...O MÁS

Hagamos historia: para los seguros de salud ha habido que esperar un tiempo para poder hacer la contratación, lo que suponía no poder cerrar la gestión con el cliente por no poder firmar nada, desconocer los precios finales para 2014... Ya se sabe, nuestros clientes lo último que preguntan es ¿cuánto me va a costar? (es curioso que se hagan campañas de productos que no se pueden terminar de contratar).

En Mediación de Seguros no tenían muy clara la solución, pues su respuesta era "vete probando cada ciertos días hasta que te deje hacerlo".

Cuando por fin se pudo contratar, y ya uno tiene cierta experiencia, dejas todo a mano para poder solucionar mas rápidamente los problemas que seguro, seguro surgirán.

Llegado enero ves que la prima no se carga al cliente, y temes lo que finalmente se produce, la llamada del cliente a preguntar. Iluso de ti, habías pasado consulta al CAU, a Mediación... pero nada, una vez más la respuesta se pierde en el tiempo y no acabas de conseguir una respuesta  concreta.

El cliente se preocupa, tú le tranquilizas, le dices verdades a medias o no toda la verdad, como algunos dicen que hay que hacer. (“Al cliente no hay que mentirle, pero ¿necesita saber toda la verdad?”)

Finalmente por otra oficina, que ha podido contactar con algún compañero de central, que conoce a uno, que toma café con otro... te enteras de que la respuesta supera el esperpento más kafkiano que puedas imaginar: "Es que hemos tenido tal avalancha de solicitudes de seguro que no nos ha dado tiempo (¿ehhhh?, y ¿qué esperaban? con la campaña, las exigencias, las presiones, las formas... No se
entiende,... si según los jefes eran pocos los seguros que hacíamos).
A lo largo de enero se darán de alta y vaya malo ha de ser que tengan que ir el médico este mes o necesitar una operación. Ya sería mala suerte.

Así que ya se sabe, enero es un mes inhábil para ponerse enfermo.
Pero.. ¿aún así se facturarán doce meses por el año?.

Estupor, miedo, incredulidad... perplejo y periclitado(*) es  como te quedas al oír esto.

Nuevamente, haciendo uso del párrafo anterior, le cuentas al cliente la película del Hobbit, pero como él ya la ha visto te dice que “mira, paso de Caser, aprovechando que también me han cargado mi Adeslas de toda la vida sigo con ellos y paso de nuevas experiencias en temas de médicos”.

Lo importante es vender. ¿Sin precios?, ¿sin servicios? ¿sin apoyo?.

“Torea con los clientes, pero consígueme resultados”. Luego, si hay quejas o problemas, ya estás tú para dar la cara.

Profesional, todo es muy profesional.
Y mientras tanto siguen apretando.


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