lunes, 11 de julio de 2011

SI HOY PIERDES ALGO.... QUE SEA EL MIEDO.

Constantemente te encuentras situaciones en las cuales el trabajador, independientemente de su categoría, te demuestra que tiene MIEDO.

Y muchas veces, después de una charla relajada, consigues hacerle ver que su MIEDO tiene mucho de infundado, mucho de falta de información y mucho de falta de formación.

El problema es cuando ese MIEDO es usado como arma de gestión por incompetentes o por gentes, o entes, que sólo miran su beneficio inmediato, aunque sea a costa del MIEDO de sus subordinados.

¿Te han invitado a aceptar un puesto que no quieres, o no te interesa?

¿Te dicen que hagas algo que no entiendes o crees que no debes hacer?

¿Te invitan a ir a un destino que te supone una hora de carretera?

¿Te ordenan que vulneres el convenio en temas de horario, normativa o seguridad?

Y tú aceptas, y agachas la cabeza, por MIEDO.

En los actuales momentos el MIEDO, no lo vamos a negar, tiene un buen caldo de cultivo en la enorme incertidumbre que nos rodea.

Pero la incertidumbre general y las malas formas de unos incompetentes, puestos a gestionar personas, no es motivo suficiente para que tus decisiones estén regidas por el MIEDO.

Muchas, muchas, muchas veces tenemos más derechos de los que nos creemos... pero los desconocemos.

Cuando tengas que tomar una decisión ante una alternativa que te ofrezcan, o una cuestión que te planteen... PREGUNTA e INFÓRMATE, antes de decidirte.

NO te cuesta nada y evitarás el clásico “...si yo hubiera sabido eso...” Incluso puede ser que, después de informarte, hagas lo mismo que hubieras hecho guiándote solamente por el MIEDO, pero sabrás las consecuencias completas y el porqué.

Tienes cinco secciones sindicales a quién preguntar. Incluso puedes guiarte preguntando también a Recursos Humanos (eso sí, pregunta y apúntate con quién hablas), pero sobre todo, sobre todo, sobre todo... no tomes una decisión guiado EXCLUSIVAMENTE por el MIEDO y por no reñir con tu jefe más inmediato.

Tienes un alto porcentaje de posibilidades de arrepentirte.

Y un recordatorio importante: cuando te pidan que firmes un documento y te digan que es sólo una formalidad, un justificante de que lo has recibido, plantéate por qué y para qué puede ser necesaria tu firma. Y si no lo tienes claro, el qué y el porqué, anota de tu puño y letra al lado de tu firma “recibido y no conforme”. Esta frase anularía cualquier efecto negativo de tu firma; y si te dicen que no te dejan poner esa frase... sospecha y mucho.

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