jueves, 26 de noviembre de 2009

64.132.000.xx




Los subdirectores más espabilados enseguida habrán reconocido que el número del titulo corresponde a la codificación de una cuenta contable: la cuenta que recoge los gastos de mantenimiento de cada oficina.

Incluso aquellos que tengan más curiosidad y tiempo deberían “mirar” despacio cada cosa que se carga en esa cuenta con detenimiento, aunque solamente tenga derecho al pataleo y no limitarse a visar sin más.

Todo ésta historia viene a cuento de que hemos descubierto que a pesar de que hay un departamento, nuevo y flamante, que se llama “Control del Gasto”, no sabemos si controla mucho.

También es posible que como hay tanto que controlar, no llegue a todo. Igual tiene que aumentar su plantilla; mira que bien, ahora que hay tanto paro.

Pero cuando sabemos que se pueden pedir explicaciones por haberse gastado 10 euros en una comida o que directamente se ha insinuado que ni pensar en pasar esa nota de gastos, y luego se cargan cientos de euros por arreglar cualquier tontería, o aunque no sea tan tontería, en una oficina de una capital de provincia, ya que ha ido una empresa desde Zaragoza y ha facturado dietas, kilometraje... algo falla. Y mucho.

En una empresa donde no hay “dueño” y cada “jefecillo” se ha considerado el “rey del mambo” se cometen muchas alegrías, y en tiempos de vacas gordas... ancha es Castilla, que la pólvora la paga el Rey.

Pero ahora que toca, por necesidad, apretarse el cinturón, a alguno habrá que ponerlo en su sitio, aunque eso le signifique que el pata negra que pudiera recibir ésta Navidad, no será tan negra.

Con ejemplos como éste, y otros parecidos que sabemos, las oficinas aguantan y tragan (otra vez, que remedio), mientras prolongan la jornada y se rascan el bolsillo en el día a día.

Pero “obligar” a la “infantería” de la Red a ser obedientes y sumisos, mientras se es magnánimo con el poderoso, no es la mejor forma de dirigir personas.

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