...¿de quien es la culpa?... por supuesto de la Red de Oficina
Este debe ser el análisis simplista que se hacen desde las más altas instancias de nuestra Dirección, a la vista de los hechos.
Nos hemos olvidado de aquella frase de Einstein que decía “Para conseguir resultados distintos, no hagas siempre lo mismo”. Y nuestra Dirección que nunca se ha destacado por su inventiva y capacidad de imaginación a la hora de hacer negocio (véase composición de nuestro Balance y del Balance medio del sector en la presentación institucional de Julio pasado) está machacando a las oficinas con la marcha del negocio y los reportings; eso si, muchos reportings.
Aunque a fuerza de ser sinceros, tenemos que reconocer que han tenido un golpe de imaginación y al nuevo estructurado (otro) esta vez no le han llamado Himalaya.
Nos gustaría ver por un agujerico las Reuniones del Comité de Dirección y ver si las “culpas” (que seguro las hay, aparte del entorno económico) se reparten coherentemente: más culpa para los líderes y genios, menos para los que tienen que colocar lo que les mandan y al precio que les marcan, en un mercado saturado de ofertas.
Porque, tal vez y solamente decimos tal vez, en vez de amenazar a los directores de las oficinas y de aburrirlos a reuniones, audio-conferencias y demás martingalas modernas, a lo mejor habría que reestructurar (palabreja de mucha actualidad) el qué y el cómo de la Red.
En vez de hacer las reuniones de arriba hacia abajo, ¿por qué no probamos a hacerlas de abajo hacia arriba? ¿por qué no probamos a que sean los jefes de zona los que transmitan a la superioridad, y con el mismo tono que ellos se dirigen a sus directores, las incidencias que les cuenten, libremente y sin miedo los responsables de oficina, sobre el mercado y los problemas que tiene la Red en su relación con otros departamentos?
Que la situación económica es difícil es un hecho constatado y hasta sale en las noticias; pero de ello los que menos culpa tienen, son los directores de oficinas, y sus plantillas, que se limitan a pelear todo que pueden con las armas, a veces pocas y pequeñas, que les da la Dirección.
Y no olvidemos que en esta casa hay gente que cobra, y mucho, por dirigir y por pensar; si no saben dirigir (no hablamos de amenazar) y no saben pensar (no hablamos de copiar tarde y mal), alguien debe decírselo y alguien debe plantearse otra solución distinta que amenazar y achicharrar a reportings a los directores de las oficinas.
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